SEdeM

La etapa de Ismael Fernández de la Cuesta (1985-1994)

 

En la misma asamblea de diciembre de 1984 en la que se despidió Rubio de las tareas directivas, se procedió a la elección por tres años de una nueva Junta, que fue la siguiente:

 

  • Ismael Fernádez de la Cuesta (presidente)
  • Mariano Pérez Gutiérrez (vicepresidente)
  • José Sierra Pérez (secretario)
  • Daniel Vega Cernuda (tesorero), sustituido a partir de 1986 por Rafael Martínez
  • Pedro Calahorra Martínez (vocal)
  • Louis Jambou (vocal)
  • Concepción Peñas García (vocal)

 

Esta Junta Directiva nombró como director de la Revista de Musicología a Lothar Siemens, quien desempeñaría tal cometido durante los siguientes ocho años (1985-1992).

Al iniciarse 1985 la SEdeM había generado ya un importante fondo editorial que, en tiempos de Rubio, se intentó comercializar a través de sucesivas distribuidoras, cuya labor siempre resultó insatisfactoria. La última, FERYSA, abocada a una intervención por terceros, conminó al nuevo presidente de la SEdeM a retirar sus fondos y a buscar otro distribuidor. Consideradas varias ofertas, la mejor fue la de Prudencio Ibáñez desde su Editorial Alpuerto S.A, con quien, tras suscribir un contrato, ha trabajado nuestra asociación desde entonces hasta hoy. Este año, el Ministerio de Cultura y la Universidad de Salamanca organizaron un gran Congreso Internacional «España en la música de Occidente», con el que colaboró también la SEdeM (las actas, que contienen destacadísimas aportaciones, las publicó en dos tomos directamente dicho Ministerio). El premio de musicología se le otorgó en diciembre a Inmaculada Quintanal, y en la misma asamblea presentó su renuncia a la secretaría Daniel Vega, siendo sustituido por el padre claretiano y director de la Escuela Superior de Música Sacra Rafael Martínez.

En 1986 Pedro Calahorra, que dos años antes había fundado en Zaragoza su «Nassarre. Revista Aragonesa de Musicología», organizó allí con apoyo de la Institución Fernando el Católico un Congreso de Musicología conmemorativo del IV centenario del polifonista Melchor Robledo, al que acudieron muchos miembros de la SEdeM y cuyos trabajos publicaría en dicha revista. Nuestra Asociación hubo de lamentar este año el óbito de su primer presidente, el P. Samuel Rubio, acaecido en Madrid el 15 de marzo. Los socios de la SEdeM alcanzaron este año la cifra de 526, si bien había más de 100 morosos entre ellos. El premio de musicología fue declarado desierto.

En 1987 organizó la SEdeM en Cuenca un Simposio sobre Música y Teatro en España, al que acudieron también relevantes personalidades de dentro y de fuera de España, así como también algunos musicólogos y musicólogas noveles. Las actas, publicadas asimismo por la Revista de Musicología, recogen las discusiones que se produjeron después de cada aportación.

Este mismo año, un nutrido grupo de miembros de la SEdeM, encabezados por el Presidente Ismael Fernánderz de la Cuesta y el Vice-Presidente don Mariano Pérez, asistió a la celebración del XIV Congreso de la Sociedad Internacional de Musicología (SIM) que tuvo lugar en Bolonia los días 27 de agosto al 1º de septiembre de 1987 (y en Ferrara-Parma el 30 de agosto), unos para participar en las sesiones, y todos para apoyar la candidatura de Madrid como sede del futuro XV Congreso previsto para 1992. Ismael Fernández de la Cuesta como Presidente de la SEdeM hizo una encendida y bien articulada propuesta ante la Asamblea General de la SIM, de manera que la candidatura fue aprobada por abrumadora mayoría, frente a las presentadas por las ciudades de Berlín y Viena. La delegación española estuvo apoyada por la presencia del Consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, Ramón Espinar y por el Director General de CEYAC (Centro de Estudios y Actividades Culturales, de la Comunidad de Madrid), José María González Sinde. A partir de entonces la SEdeM empezó a tener un reconocimiento internacional sin precedentes.

En el mes de diciembre se otorgó el premio de musicología a Luis Robledo y, al haber finalizado su trienio, el presidente convocó elecciones de nueva directiva, a la que se volvió a presentar él mismo con un equipo renovado, que fue elegido por la asamblea general:

 

  • Ismael Fernández de la Cuesta (presidente)
  • José Vicente González Valle (vicepresidente)
  • Víctor Pliego (secretario)
  • Rafael Martínez (tesorero)
  • Rosario Álvarez (vocal)
  • Gerardo Arriaga (vocal)
  • Miguel Manzano (vocal)

 

En 1988 inició sus tareas esta nueva directiva, con el optimismo de ver que los asociados alcanzaban la cifra de 651. Fue consecuencia de una campaña para captar socios que llevaría a tocar la cifra de 800 en poco tiempo, y con ello un colapso en la contabilidad y en la secretaría por carencia de medios adecuados para asumir tal crecimiento. En diciembre de este año se le otorgó el premio de musicología a Mariano Lambea, y a Lothar Siemens se le pidió que renovara la dirección de la Revista por otros cuatro años, lo que finalmente aceptó.

Se comenzó a sentir en 1989 el efecto de una crisis económica con el consiguiente enfriamiento del mercado, la cual duraría casi cinco años y afectaría material y psicológicamente a la SEdeM. El Ministerio de Cultura comenzó a poner dificultades a la hora de otorgar las subvenciones anuales, y la presencia de la SEdeM en la sede de los claretianos, dado el crecimiento experimentado, comenzó a parecer asimismo incómoda para éstos, lo que creaba un clima de incertidumbre sobre el futuro de la asociación. Este año se siguió la política editorial prevista, con énfasis en conferir la mejor calidad a la Revista de Musicología en tanto que buque insignia de la SEdeM. En diciembre el premio anual de musicología se declaró desierto. La asociación terminó el año con 720 socios activos netos.

A principios de 1990 se recibió la noticia de que la Diputación de Cuenca suprimía su Instituto de Música Religiosa, que tan importantes publicaciones musicológicas había realizado año tras año, desde los sesenta, y con el que habían colaborado, editando importantes obras, varios miembros de la SEdeM. El Presidente tuvo diversos contactos con las autoridades conquenses para salvar la colección de publicaciones musicológicas La oferta que se llevaba a Cuenca tenía varias alternativas, desde rescatar los fondos de la Diputación arrumbados en los almacenes del Instituto para comercializarlos con las publicaciones de la SEdeM, hasta proseguir el programa de publicaciones. Ninguna de las soluciones presentadas fueron aceptadas.

En mayo de este año nuestra asociación preparaba la celebración en Granada del III Congreso general de la SEdeM, centrado en potenciar los estudios sobre el siglo XIX, el cual resultó un éxito, también gracias al apoyo del Centro de Documentación Musical de Andalucía y de su director Reynaldo Fernández Manzano, consocio nuestro. A él acudieron como invitados de honor nuestro historiador especialista en el siglo XIX y reputado crítico musical Carlos Gómez Amat y el presidente de la Sociedad Internacional de Musicología, C. Mahling. La presencia de éste se debió a que la SEdeM se había comprometido a organizar en Madrid en 1992, tal como se había decidido en Bolonia tres años antes, el congreso quinquenal de dicha asociación internacional, encontrándonos los españoles de la SEdeM ya en plenas labores preparatorias, tras haber asumido las presidencias de los comités organizador y científico de dicho congreso.

Se recibió también este año una petición de la Sociedad de Etnomusicología norteamericana, que usaba como distintivo las siglas SEM, para que cambiáramos nosotros esta misma marca, por ser ellos más antiguos en su uso. Se discutió y pareció razonable, y desde entonces comenzamos a usar las siglas SEdM y más tarde, al aprobar y legalizar una nueva imagen corporativa, las de SEdeM.

Muchos miembros de nuestra asociación participaron ese otoño en un importante Simposio sobre el Cancionero de Palacio, que organizó en Madrid un grupo de jóvenes musicólogos, entre los que estaban Cristina Bordas, Luis Robledo, Pepe Rey, etc., cuyas actas, que sepamos, nunca llegaron a publicarse.

En octubre de este año la SEdeM fue ya invitada a abandonar la sede de los PP. Claretianos, siendo Prudencio Ibáñez quien nos ofreció un espacio en su Editorial Alpuerto para acogernos hasta que resolviéramos el problema de una ubicación definitiva. Inolvidable gesto el suyo, en unos momentos de gran desaliento que se superaron gracias a nuestra entereza de ánimo y a que nuestra gran masa de asociados seguía estando ahí de manera inconmovible. A finales de ese año se le otorgó el premio de musicología a Michael J. Noone. Los asociados, impagable capital humano, eran 763. El P. Rafael Martínez se prestó a seguir en sus funciones hasta el ya próximo fin del mandato de esta junta. En efecto: en diciembre se cumplió el término de la directiva, con reiteradas protestas de algunos socios contra los dibujos que introducía el secretario en el boletín semestral. La junta fue renovada para el siguiente trienio en base a los siguientes miembros:

 

  • Ismael Fernández de la Cuesta (presidente)
  • José Vicente González Valle (vicepresidente)
  • Domingo Palacio (secretario)
  • Mercedes López-Revilla (tesorera), sustituida en marzo del 92 por Emilio Rey
  • Rosario Álvarez Martínez (vocal)
  • Gerardo Arriaga (vocal)
  • Miguel Manzano (vocal)

 

Con este equipo directivo y una auxiliar contratada para ayudar en las tareas de la secretaría se inició el año 1991, en que se estuvo muy pendiente de la organización del congreso internacional de la SIM a celebrar el año siguiente. No obstante, en marzo se organizaron las I Jornadas de Musicología Religiosa en Burgos, cuyas valiosas aportaciones, sobre todo en el campo de la musicología medieval española, se recogerían en la Revista de Musicología.

Tampoco este año se convocó el premio de musicología, y además se decidió, por indicaciones de un asesor fiscal, no celebrar la asamblea general en diciembre, sino a principios del año siguiente, para presentar y someter a aprobación las cuentas del año siempre perfectamente cerradas. Esta derivación haría que, en los años en que tendría que comenzar una nueva directiva, la anterior operara simplemente como gestora, liquidadora de cuentas y organizadora de la asamblea y de las elecciones en esas primeras semanas del año, hasta la toma de posesión de la nueva junta electa.

En marzo de 1992 renunció a la tesorería Mercedes López-Revilla, haciéndose cargo de la misma Emilio Rey García. La labor de Emilio Rey en los primeros meses de su actividad como tesorero fue decisiva, pues puso al día el fichero de socios con todos los datos necesarios para proceder a un rápido y eficaz sistema de cobro de las cuotas sociales. 

Durante los días 3 al 10 del mes de abril se celebró, con sede en el Conservatorio de Madrid, quien ofreció generosamente sus recién inauguradas instalaciones, y con impecable organización por parte de la SEdeM, el gran Congreso de la Sociedad Internacional de Musicología Madrid-1992, con masiva asistencia de sus asociados de todo el mundo, y también de numerosos españoles e iberoamericanos quienes por vez primera, en su mayoría, pudieron participar en un congreso internacional de esta naturaleza, invitados por la SEdeM. Los trabajos preparatorios del XV Congreso de la SIM habían sido complejos y dilatados, y el Presidente mantuvo contactos cada vez más intensos con las instancias de la SIM y con las autoridades culturales del Estado y la Comunidad de Madrid para dirigir el Congreso hacia la musicología española e iberoamericana. Por una colisión de intereses entre las instancias culturales del Estado y de la Comunidad de Madrid, la SEdeM no recibiría del Ministerio de Cultura el apoyo financiero ni institucional que fue requerido, quedando la financiación del Congreso a expensas de de la propia SEdeM, con la inestimable ayuda de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, por una decisión personal de su titular Joaquín Leguina gracias a los buenos oficios de su asesor Cultural Enrique Guijarro.

Nuestra asociación se ofreció a publicar las actas del mismo en «Revista de Musicología», lo que se llevaría a cabo en el futuro, ocupando finalmente las mismas seis volúmenes. Todo esto produjo un endeudamiento y una endémica falta de liquidez de la que sólo saldría la SEdeM al entrar el siglo XXI. Y a mayor abundamiento de dificultades, Alpuerto pidió ese mismo año que, en un plazo razonable, nuestra asociación gestionara y se trasladara a una nueva sede. El premio de musicología fue declarado desierto por el jurado, y la directiva hizo saber que, no teniendo ya dotación específica para el mismo, se otorgaría en adelante a título honorífico.

La publicación de las actas de aquel magno congreso internacional la llevó a cabo en la Revista el nuevo director de nuestro órgano científico, Alfonso de Vicente, quien a principios de 1993 fue nombrado por un cuatrienio para relevar a Siemens como director del mismo. Sin medios para organizar simposios propios, este año se potenció la presencia de la SEdeM en el encuentro musicológico tradicional luso-ibérico que los aragoneses organizaron en Daroca. Se aceleraron asimismo las gestiones para alquilar una modesta sede, consiguiéndose un pequeño local asequible en el piso 8º de un inmueble de oficinas en la calle Carretas nº 14 de Madrid, inmueble donde ha permanecido la SEdeM hasta hoy, si bien trasladándose por dos veces a locales de mayor tamaño, a medida que los medios lo permitían. El premio de 1992 fue declarado a principios de año nuevamente desierto, pero en diciembre se falló el de 1993 y se le otorgó al asociado Wolfgang Freis. Se convocaron elecciones para principios del año siguiente. Asimismo se dio cuenta de que, al haberse organizado una Asociación Española de Documentación Musical (AEDOM) con ambiciones de asumir la publicación de bibliografía española, el nuevo director de la Revista de Musicología renunciaba a continuar la publicación en la misma de una información bibliográfica completa, como la que había realizado en la misma de manera exhaustiva y con extraordinaria meticulosidad la socia Liliana Barreto en los dos cuatrienios anteriores.

Lo más singular acaecido en 1994 fue que no se presentó ninguna plancha para relevar a la directiva saliente, con lo que ésta tuvo que permanecer como gestora por un año y volver a convocar elecciones para finales del mismo. Los socios eran 760. En aquel año acaecieron los óbitos de dos personalidades vinculadas al proyecto desde sus inicios: la antigua vocal María Ester Sala y el antiguo vicepresidente Mariano Pérez. El 25 de noviembre se celebraría asamblea general para elegir una nueva junta, y hubo poco menos que forzarla, pues nadie quería asumir responsabilidades directivas. Finalmente se convenció a Dionisio Preciado para que tomara la presidencia, prometiéndole el apoyo de los más veteranos.

De esta manera concluyó la larga etapa presidencial de Ismael Fernández de la Cuesta, en la que la SEdeM consolidó su emancipación, extendió sus lazos a los musicólogos iberoamericanos y se caracterizó por su creciente proyección internacional, la cual culminó en el congreso de la SIM. Nunca desfilaron por nuestros simposios y encuentros personalidades más relevantes, ni tuvo la asociación un eco exterior de tanta resonancia. La cantidad de asociados que se adhirieron al proyecto fue espectacular, si se tiene en cuenta la escasa propaganda y el poco eco del mismo en los medios nacionales, y los asociados extranjeros de todo el mundo interesados en la musicología española superaron con creces el centenar. ¡Lástima que los vaivenes de la economía y las vacilaciones del Ministerio de Cultura en su apoyo dieran al final al traste con una trayectoria de progreso que parecía imparable! De todas formas, la labor realizada durante esta etapa, de la que queda constancia fehaciente en la “Revista de Musicología” y en otras muchas publicaciones de la sociedad, es incontestable y marca con diferencia y singularidad el periodo presidencial de Fernández de la Cuesta, quien tras dejar de ser presidente ha seguido vinculado al proyecto sin desmayar hasta hoy.