SEdeM

La etapa de Samuel Rubio (1978-1984)

 

En la primera asamblea general celebrada en diciembre del 77 se eligió la directiva que habría de llevar el proyecto a buen puerto, la cual quedó integrada por los siguientes siete miembros:

 

  • Samuel Rubio Calzón (presidente)
  • Jacinto Torres Mulas (secretario)
  • Luis Elizalde (tesorero)
  • Antonio Martín Moreno (vocal)
  • Antonio Gallego (vocal)
  • Pedro Calahorra Martínez (vocal)

 

Con esta junta de gobierno comenzó la SEdeM su andadura en 1978, teniendo como sede de acogida, según queda dicho, la Escuela Superior de Música de los PP. Claretianos en la calle Juan Álvarez Mendizábal (entonces Víctor Pradera) nº 65 de Madrid, a quienes se decidió pagar anualmente una cantidad simbólica de 30.000 pesetas el primer año y 50.000 a partir del segundo para contribuir a los gastos que se les ocasionara. Con menos de doscientos socios se inició la SEdeM, publicando ya el primer número de «Revista de Musicología» en este mismo año, dirigido por el propio Samuel Rubio, quien quiso subrogarse este privilegio para marcar la pauta. Habiendo obtenido un importante apoyo de la Dirección General de Música del Ministerio de Cultura, la SEdeM afirmó su vocación editorial y comenzó pronto y sin pausa a publicar catálogos, cuadernos de música, estudios, volúmenes de música antigua, facsímiles y, mucho más tarde, discos en formato CD, en cuyo detalle no entraremos aquí sino para llamar la atención del cuantioso legado que nuestra asociación ha generado a lo largo del tiempo, el cual, junto con la «Revista de Musicología», han contribuido a dar un vuelco importante al mayor conocimiento de la historia musical española, que era su principal objetivo, así como a otros aspectos no sólo positivistas de la Musicología (véase «Publicaciones» en su página web: www.sedem.es). Asimismo inauguró Rubio la publicación de un boletín semestral de comunicación con los socios, cuya elaboración sería responsabilidad del secretario, conteniendo avisos, convocatorias, noticias de otros eventos de interés musicológico, etc., todo ello precedido de un texto mediante el cual se dirigía el presidente o la junta directiva a los asociados. Este boletín se mantuvo ininterrumpidamente hasta 2006.

Al cumplirse en diciembre del 78 su primer aniversario y celebrarse la Junta General de socios, compareció personalmente el Director General de Música del Ministerio de Cultura para entregar 250.000 pesetas al galardonado con el I Premio de Musicología que había convocado la SEdeM (que entonces usaba las siglas SEM), recayendo en Rafael Mota Murillo. Editado el primer número de «Revista de Musicología», Rubio se retiró de la dirección de la misma, y a su propuesta eligió la asamblea general como nuevo director a Antonio Gallego, quien se comprometió a editar dos números anuales (es decir, un volumen en dos entregas semestrales). Se terminó el año con cerca de 250 asociados, a todos los cuales se les otorgó la consideración de “socios fundadores” de la asociación. También se propuso (y luego se aprobó) el nombramiénto de José Subirá como primer socio de honor de la SEdeM.

Ya entonces se acordó que en 1979 se celebrara el I Congreso de la Sociedad Española de Musicología que, a instancias de Pedro Calahorra, tendría lugar en Zaragoza bajo los auspicios de la Fundación Fernando el Católico de la Diputación Provincial caesaraugustana, y ello con motivo de cumplirse el tercer centenario del fallecimiento del gran organista aragonés Pablo Bruna «el Ciego de Daroca». Así pues, en 1979 se celebró en Zaragoza dicho congreso, bastante concurrido, cuyas actas editó la Fundación Fernando el Católico, manteniéndolas entre sus publicaciones. Se convino entonces celebrar el II Congreso en 1983 en Madrid y El Escorial, con motivo del segundo centenario de la muerte del P. Antonio Soler.

En la asamblea general de 1979 se otorgó el premio de musicología a Dámaso García Fraile, y dado que en los primeros estatutos la junta electa lo era por dos años, se realizaron elecciones, presentándose la plancha anterior, con la sola variación de que a petición propia cesó como vocal Pedro Calahorra y entró para relevarle José María Llorens Cisteró.

En 1980, estando ausente Rubio, Llorens propuso que se le dedicara a éste un homenaje en la Revista, lo que se llevaría a cabo un par de años después. En diciembre, Dionisio Preciado ganó el premio de musicología, y Antonio Gallego, tras dos años al frente de la Revista de Musicología, dimitió, siendo elegido para sustituirle Dionisio Preciado. Se acabó este año, en el que fallecio el único socio de honor de la SEdeM José Subirá, con 336 asociados. Se acordó también realizar una modificación estatutaria para que las elecciones a la junta de gobierno fueran cada tres años en vez de cada dos.

En 1981 se celebró en octubre en Madrid un I Simposio de Musicología, y en la asamblea de diciembre, tras otorgar el jurado el premio anual a Mª Concepción Peñas García, se celebraron, como correspondía, las elecciones de nueva directiva, pero para una duración de tres años, según se había propuesto y acordado el año anterior. Resultaron electos:

 

  • Samuel Rubio Calzón (presidente)
  • Lothar Siemens Hernández (vicepresidente)
  • Daniel Vega Cernuda (secretario)
  • Luis Elizalde (tesorero)
  • María Ester Sala (vocal)
  • Andrés Ruiz Tarazona (vocal)
  • Joaquín Pildain (vocal)

 

1982 fue un año activo en actualizar la Revista de Musicología y en dinamizar las publicaciones de la asociación. En la Junta General de diciembre se le otorgó el premio de musicología a Rosario Álvarez.

En abril de 1983 se celebró, con apoyo de la SEdeM, un Simposio de confluencias musicales entre Oriente y Occidente en la España de la Edad Media, auspiciado por el académico de San Fernando, notable intelectual y corredor de bolsa, Carlos Romero de Lecea, al que acudieron importantes personalidades de España y del extranjero. Los más destacados trabajos de este encuentro se irían publicando poco a poco en diversos números de la Revista de Musicología a partir de 1985. Y por fin en diciembre se celebró en Madrid y El Escorial el II Congreso de la Sociedad Española de Musicología bajo el lema de «El P. Antonio Soler y su tiempo», centrándose las aportaciones, por lo tanto, en ahondar en la música española del sigo XVIII. Las actas se publicaron en la Revista de Musicología de 1985. En 1983, el premio anual de musicología fue por primera vez declarado desierto.

Lo mismo ocurrió en 1984, año en que el socio Ismael Fernández de la Cuesta, quien había sido impulsor y organizador esencial del simposio auspiciado por Romero de Lecea, asumió nuevamente en primavera la organización de un gran Simposio Internacional sobre Alfonso X el Sabio y la música, en la sala Villanueva del Museo del Prado de Madrid, al que acudieron las más autorizadas personalidades de la musicología medievalista desde diversos países: desde Don M. Randel (USA) y Michel Huglo (Francia), hasta Gérard Le Vot (París-Grenoble) y Habib Hassan Touma (Berlín). Éste ofreció una visión del repertorio de las cantigas alfonsinas desde la perspectiva de su conocimiento profundo de la música árabe. Las actas, que recogen también los coloquios que siguieron a las lecturas magistrales, se publicaron en 1987 en la Revista de Musicología, y de ellas se hizo como separata un volumen que se vende aparte entre los Estudios generados por la SEdeM. En el mes de diciembre se despidió de la directiva el P. Samuel Rubio, siendo nombrado por la asamblea Presidente de Honor. También se despidió como director de la Revista Dionisio Preciado, tras cuatro años de labor fecunda y bajo cuyo cuidado publicó este órgano científico de la SEdeM un volumen de trabajos en homenaje a Rubio.

El P. Samuel Rubio fue un extraordinario aglutinador, no sólo de los musicólogos españoles consagrados de entonces, sino sobre todo de jóvenes promesas. Tenía la facultad de descubrir talentos y potenciarlos, con lo cual contribuyó, a través de la SEdeM, a abrir un futuro expansivo a la Musicología española. En su condición de autoridad indiscutible y muy querida, su etapa fue exitosa gracias a ese poder de convocatoria y también a la habilidad que mostró para entenderse con los PP. Claretianos que acogieron el proyecto, y con los políticos del Ministerio de Cultura, de los que consiguió que le brindaran también un gran apoyo. Gracias a ello se consolidó la SEdeM, que había sobrepasado ya los 400 asociados al final de su mandato, dejando además bien definidas las líneas editoriales y operativas del proyecto. En sus últimos tiempos fue Rubio convidado por el Ministerio para realizar con la SEdeM una gran enciclopedia de la música española, a lo que respondió que los miembros de la SEdeM estaban trabajando en la investigación básica que conduciría a ello, pero que todavía era prematuro abordar esa tarea, pues era aún mucho lo que se desconocía. Era muy consciente de la misión última de la asociación, de que su proyecto era a largo plazo, y de que se iría cumpliendo poco a poco. No obstante, Emilio Casares, Ismael Fernández de la Cuesta y López Calo, con el apoyo del Ministerio de Cultura y de la SGAE, abordarían más tarde este magno proyecto. La SEdeM hizo valer su prestigio y sus conexiones con Iberoamérica, a través de su Presidente y de uno de sus más cualificados socios en el continente americano, José Peñín, para acallar diversas reticencias y convertir un proyecto de música estrictamente española peninsular en un «Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana». La incorporación de la música de Hispanoamérica al proyecto diccionario es, a juicio de muchos, lo más novedoso y útil del mismo. Pero antes, varios miembros de la SEdeM, convocados por el dominico Pablo López de Osaba, a la sazón director del Festival de Música Religiosa de Cuenca, asumieron ya la tarea de elaborar una Historia de la Música Española actualizada que publicaría en siete volúmenes Alianza Editorial; fueron sus artífices Ismael Fernández de la Cuesta (Prehistoria, Antigüedad y Edad Media), Samuel Rubio (siglo XVI), José López Calo (siglo XVII), Antonio Martín Moreno (siglo XVIII), Carlos Gómez Amat (siglo XIX), Tomás Marco (siglo XX) y Josep Crivillé (música de tradición oral).

La filosofía pragmática de Rubio se centraba en que la SEdeM no podía convertirse en un tinglado endogámigo, encerrado en sí mismo, sino en un proyecto abierto y competitivo, aunque antes cooperador que excluyente frente a todas las iniciativas similares que surgieran, pues el secreto de la cultura radica en sumar y no en restar. Para cuantos conocimos y tratamos a Samuel, la memoria de su bonhomía, de su carácter emprendedor y conciliador y el aura de su magisterio nos han quedado, al margen de su magnífica aportación musicológica, como un privilegio imborrable.